16/6/13

Papá no es el que engendra...

Hoy es el día del Padre y la ocasión es perfecta para dejar de lado la crítica de mi blog y romper con la racha de casi 8 meses sin publicar. La mayoría de las entradas se quedaron en borrador y no vieron la luz porque mis exigencias y la crítica que le hago a mi propio trabajo es quizá las más dura.

Dicen por ahí que padre no es quien engendra sino quien educa. Quien inculca los valores. Quien -para ponerlo en términos más criollos- se come la bronca de criar un hijo por 18 años o más. 

El diccionario de la Real Academia Española define al padre como el "varón o macho que ha engendrado". Yo difiero. Engendrar un hijo es sencillísimo (por no mencionar que también es bastante placentero) por lo que no le veo mérito alguno y me resisto a definir un padre bajo este concepto tan animalizado y patriarcal.

A los ojos de este servidor, ser padre es una actitud -y por ello puede ser asumida por tantas personas distintas entre sí independientemente de su género, preferencia sexual, religión o cualquier otro rasgo cultural. El padre es maestro y ejemplo. Ese hombre, mujer, padre biológico, padrastro, hermano mayor, tío, primo, hermana mayor, tía, prima, abuelo o abuela -y que en adelante englobaremos dentro  del término padre para simplificar la escritura de este post- tiene la enorme responsabilidad de enseñarle a su hijo los valores que más adelante le definirán como persona y como miembro funcional de la sociedad. 

El padre es nuestro primer héroe (o heroína), nuestro primer modelo a seguir. ¿Estamos acaso realmente conscientes de lo que esta figura representó y seguirá representando en nuestras vidas?

En mi caso, mi padre me enseñó a ser honesto, sincero, responsable y directo. A veces con mano dura, otras tantas simplemente con su ejemplo (y estas últimas fueron las más). Gracias a el aprendí que no todo lo que brilla es oro. Aprendí a valorar las pequeñas cosas de la vida y a echar por la borda los estereotipos. Viendo su ejemplo sé que a veces es necesario dejar el egoísmo atrás y sacrificarse por los demás. Sé, además, que la familia es lo más importante y que los momentos que se pasan con ella son invaluables y no se comparan con un viaje a la playa o una fiesta de fin de semana. Me enseñó que el ambiente se respeta, que lo verde es bonito, que la Tierra vive y hay que cuidarla

Siempre hubo razones y pocas veces imposiciones, por eso aprendí. Porque siempre hubo una justificación detrás de cada permiso negado. Estas justificaciones no siempre fueron verbales o explícitas y no siempre me cayeron bien pero conforme crecí aprendí a verlas como lo que eran: esfuerzos enormes por hacer de mi una mejor persona que cometiera menos errores y estuviera más consciente de las consecuencias de sus actos. Mi padre siempre es consecuente, si dice algo lo cumple. Sus actos no son más que el reflejo de lo que predica -y eso es mucho más importante que mil palabras.

Podría seguir por páginas y páginas enumerando las muchas cualidades y lecciones de vida que este gran hombre me ha dado, pero estoy seguro que para el lector es irrelevante pues, todos tenemos o tuvimos un padre y todos le recordamos por características que lo hicieron ser el mejor del mundo.

Si usted -como yo- mi estimado lector tiene la posibilidad de compartir como su padre hoy, no dude en tomarse una birrita con el. No dude en llamarlo o en decirle lo importante que que ha sido en su vida. Si por el contrario, el ya no se encuentra con usted siéntase orgulloso. En cualquiera de los dos casos usted es la persona que ve en el espejo todos los días en gran parte gracias a el.

¡Feliz día figuras paternas del mundo!